Desde Nueva York, el expresionismo abstracto trata de vincular los sentimientos, la intimidad de los artistas en solo un concepto, la mancha, en una filosofía del ser en el artista y sus consideraciones de lo real, La sensación del ser, en el arte, una verdad de sí mismo en la conjunción de lo experimentado por lo sentido, se verifica a través de Kandinsky que a fuerza de los cromatismos puros insultantes y firmes, expresa un mundo interior añadido a la figuración que se expande y se universaliza en un intento de impactar con la luz sobre la superficie, no solo en la representación de la figura y su implicación con el entorno sino en su vibrar con la naturaleza.
Luciano Pasin, en sus paisajes de expresión viva en una técnica depurada y firme, expresa y expresiona soltando como un cohete de color que estalla en los celajes íntimos una impresión, impresionante, de materia bien estructurada donde no sobra nada y todo se hace un conjunto y realidad, su realidad en el estallido perfecto de la paleta colorista en los complementos de los planos de fuga y en primeros planos resuelven perfectamente las perspectivas. El punto de fuga o punto áureo llega a través de la espontaneidad en las abstracciones del artista y otras veces se presupone en el loco danzar de los colores en un salón donde los ritmos vibran con el espectro en la diversificación de la luz y las formas.
Y luego la atmosfera que descansa en Pasin, el interesante, estar y saber estar por el ser, o el yo intimo y único, en este caso impactante de un creador pertenecido a sí mismo, profundo y chispeante.
El autor italiano, recoge un sentir de su patria, único, en el poder de este artista que elabora su certeza en la conclusión de que su expresión pertenece a un exterior después de elaborarlo íntimamente para sorprendernos con el impacto de su palabra en la materia, con el pincel que se desliza o los magmas de color que pueden sostenerse con la presión de la espátula en unas superficies que dictarán lo espontaneo en su consideración de la expresión de dichas superficies a su libre albedrio.
Luciano Pasin logra robarle a la naturaleza su desorden ordenado o el tiempo que lo ata y que nos vislumbra, detenido en una expresión artística o tal vez, en un dormir en el trascurrir de las horas en este tiempo terrenal y su oxidación en nuestros cuerpos que nos inclina cada vez, hacia la arena de un mar interior fluctuante y real en cuanto el artista lo detiene y analiza para luego volcarlo en el plano. El punto y la línea sobre el plano, es lo importante y esto lo han sabido todos los artistas a lo largo de la historia, las sensaciones de belleza pueden ser dadas posteriormente por la implicación de las armonías lumínicas en el espacio, pero lo cierto es que aún en lo horrido puede haber un atisbo de belleza pues no todo está en la geometría equidistante y equilibrada de un objeto al lado del otro, esto no bastaría si el artista no elige y constituye en obra de arte lo que él cree.
Punto y Línea sobre el plano y su juego el ajedrez de la batalla de lo armónico y lo estético. El punto que puede ser agujero negro o muerte-vida en su propio vacío fluctuante o la línea que comienza en un infinito para acabar en otro, y el espacio del universo que puede ser mínimal o máximal, pues todo lo que es arriba es abajo. Luciano Pasin abre y entreabre pero nunca cierra definitivamente su lenguaje plástico rodeado de las reflexiones meditadas y estudiadas en un certero golpe a lo Miguel Ángel, cuando intentó con un impacto en la rodilla del Moisés en desespero de los Dioses, en su intento de que hablara.
Y es que, el Arte y los artistas es de los Dioses un milagro, un dedo que se une al hombre para darle la vida, de padre hacedor y halagador de la belleza que el mismo crea, para nunca acabar de dar belleza las beldades que se esconden en los cuerpos de los seres que mal decimos, vivientes, pues lo vivo puede estar escondido en lo inerte, y la beldad es latir deslizante sobre el mármol, o cualquier piel que no necesariamente, debe tener un movimiento, aunque se mueva realmente en partículas evanescentes y procurantes.
JAVIER DE LA ROSA, Miembro de las Asociaciones Española e Internacional de Críticos de Arte; Embajador de la Cultura italiana, Academia Federico II de Italia. Premio Italia de Poesía 2011.
y dan a luz la fortaleza de sus obras.